Largas horas de insomnio caminan en fila
Noches de frío
deserciones y rupturas
Por el tambor de los desaparecidos
Me llega la lumbre y su pirueta
bajo el número improvisado de un payaso triste
que se sienta frente al paredón del teclado y mastica niebla
y fuego
A lo lejos
Arde el azul de las carreteras
y el mundo se levanta
sonámbulo
El timón de mi cerebro será la música de los pueblos en fiesta
Ebrio de alegría se estampara de bruces contra el amor
y llorará de pena largamente
Será un quiebro a la muerte
un envite al futuro
y al olvido
vacíos de los pasajes para volverse cuerdo
en el renacer demente de los brazos y el día
Será un ejercicio personal
un reto pero sobretodo un juego
una manera de enfrentarse y contener al mundo en un disparo
Asomarse al abismo y permanecer en silencio
frente a ti
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