Al caer la tarde, el señor del Pantano recibe la visita del señor Unschatel por un asunto doméstico. Muchos siglos atrás, el señor del Pantano escarbó su hogar a los pies de una montaña, abriendo una gruta que conducía a las profundidades de la tierra. Es ciego y el té lo toma con dos terrones de azúcar. Por su parte, el señor Unschatel construyó su casa en un árbol cercano. Desde entonces son vecinos y podemos decir que su relación es cordial. Pero todavía no sabemos la razón de aquella imprevisible visita.
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